Actualmente, el interés por la implementación de metodologías ágiles ha crecido mucho, pero muy pocos se han preguntado ¿Qué es agile?
Y es que esta filosofía es más compleja de lo que parece y debe ser entendida para que la implementación de un método dé los resultados que esperamos.
Agile no es una metodología, es una filosofía nacida en los 90 que propone una nueva forma de gestión de proyectos.
Tradicionalmente, la gestión de proyectos o Project management se realiza en forma de cascada, mientras que con Agile se busca optimizar el flujo para que se vayan cumpliendo ciertas metas, que, aunque pequeñas, hacen que los tiempos de entrega sean mejores permitiendo la mejora continua y sostenida en el tiempo.
Ahora bien, dentro de la filosofía Agile existen metodologías ágiles y reciben este nombre porque son capaces de adaptarse en el tiempo y a las condiciones de producción de cada proyecto.
Agile se centra las personas y en sus interacciones, entendiéndose como personas, las que conforman los miembros de los equipos de producción y los clientes.
En esta filosofía, la comunicación, la colaboración, la autonomía y la confianza son el punto focal, pero eso no quiere decir que no se les preste atención a otros factores.
Para que Agile pueda ser implementado, toma en cuenta los procesos y las tecnologías. En el caso de los procesos, estos deben buscar la satisfacción del cliente, a la vez que se adaptan a la cultura de la empresa.
Otro aspecto relevante de los procesos de acuerdo con Agile es que se da valor a la priorización de las actividades según su relevancia.
En cuanto al papel de la tecnología en la implementación de Agile, se busca que su uso sea eficiente, permitiendo que los procesos avancen a buena velocidad y que exista rapidez a la hora de introducir cambios.
Con la tecnología no solo avanzamos más rápido, sino que automatizamos tareas, lo que nos permite ahorrar tiempo.
Para Agile, tanto los procesos como las tecnologías deben estar al servicio de la persona y no al revés.
Es decir, un equipo no debe adaptarse a un proceso o a una tecnología, sino que debemos saber adaptar estos recursos para que las personas tengan una mejora continua como parte de un proceso productivo.
Agile cuenta con 4 pilares fundamentales y con un “Manifiesto Agile” de 12 principios que sirven de guía. Los pilares son:
Los principios los podemos resumir de esta manera:
El objetivo principal es la satisfacción del cliente y esta se alcanza mejorando los tiempos de entrega del producto sin que esto afecte su valor. En el proceso pueden hacerse cambios y revisiones que apoyen la mejora continua.
Asimismo, el trabajo es colaborativo entre las partes involucradas y se busca que los miembros del equipo multidiciplinario estén motivados y que reciban toda la ayuda que necesiten para desarrollar sus funciones.
La calidad de los procesos y del producto debe ser cada vez mejor y se procura que prevalezca la simpleza. Por último, es muy importante el análisis y la reflexión sobre los resultados obtenidos para hacer los ajustes necesarios.
De manera general, la implementación de Agile y sus metodologías comienza con la adopción de sus bases y principios.
A continuación, es necesario evaluar el proceso productivo y sus características para, finalmente, implementar la metodología que mejor se ajuste a las necesidades de la empresa.
Para la selección de la metodología y su implementación, será necesaria la asesoría de un Agile Coach y la presencia del personal que cumpla con los roles clave de la metodología seleccionada y el aprendizaje del método por parte de los componentes del equipo de trabajo.