
Busca cambios que sean incrementales y evolutivos
La metodología Kanban no está diseñada para obtener cambios muy significativos en el corto plazo. Por el contrario, buscamos los cambios pequeños, que no afecten en mucha medida al proceso, pero que esos cambios sean cada vez mejores en el tiempo.
Se puede interpretar como el logro de un cambio significativo conseguido en pequeñas etapas.
Para lograr que se logren cambios, es importante el análisis del sistema o proceso, solo así detectaremos las actividades clave susceptibles a mejorar y podremos diseñar soluciones para lograrlo.
Este principio hace que la metodología Kanban sea ideal para aquellos que puedan temer que si realizan grandes cambios en poco tiempo se cree una incertidumbre que conlleve a generar problemas en el proceso productivo y paralizar la entrega del producto en cuestión.
Si seguimos con el ejemplo de un restaurante, un cambio radical, requerirá de un proceso adaptativo que es incompatible con las rutinas diarias de la propia actividad.
Sin embargo, aplicando la metodología Kanban podemos pensar en pequeños avances que mejore de forma significativa los procesos pero sin hacer cambios drásticos en el día a día del negocio.
Por ejemplo, un servicio de comandas electrónico (Tablet y/o PDA más impresora en cocina).
El camarero apunta la comanda en la Tablet y/o PDA con el cliente y de forma automática envía el pedido a cocina y a la barra, donde la impresora se encarga de sacar las comandas impresas.
Esto disminuye el tiempo de procesamiento, aumenta la organización interna de la cocina para elaborar los platos y de la barra para servir las bebidas y elimina errores en la interpretación de la comanda, quizás por mala escritura del camarero, etc.
Un pequeño cambio en el proceso puede ahorrar mucho tiempo a lo largo de todas las rutinas diarias.